martes, 26 de enero de 2010

CRISÁLIDA SÓNICA: RECUERDOS DEL FUTURO

este artículo pertenece al blog el hexágono carmesí , y es un muy interesante recorrido por la escena experimental peruana de fines de los 90. Al final del post pueden encontrar un link a la nota completa.-


Reflexión Primera: Las mutaciones son los momentos claves de cualquier evolución. Estos acontecimientos permiten progresar desde formas primitivas/débiles/sencillas hasta formas complejas/fuertes/sofisticadas. El proceso de estas transformaciones es normalmente lento -pero, cada cierto tiempo, la evolución da un salto impredecible...
Reflexión Segunda: ¿Se darán cuenta algún día los partidarios del pop y los militantes de la vanguardia, de que la discusión entre ambos dominios es tan inagotable como estéril? En otras palabras, ¿se darán cuenta algún día estos sectarios de que se trata más bien de un diálogo infinito, de una danza eterna, de un baile de cuchillos? El truco radica en el equilibrio perfecto, un Ying/Yang a escala: no la masiva uniformización avant pop, sino el simple reconocimiento de que la encina tiene tanto derecho a existir como la caña. Finalmente, ambos son lados de la misma moneda, ninguno puede sobrevivir mucho sin el otro (pero, si alguno fuera capaz, ése sería el flanco avant-garde). “La vanguardia del hoy es el pop del mañana”, dijo una vez el gran Peter Gabriel, a quien los peruanos le tiramos vergonzoso arroz el día que nos honró con su presencia.


Flyer

Reflexión Tercera: La escena peruana, como sus pares subdesarrollados, siempre ha visto mucho hacia afuera y poco hacia dentro, cosa que en principio no parece (tan) criticable. Asimismo, dicha escena a veces muestra reflejos de lince para el respectivo update/calco, y otras veces tiene la rapidez de una tortuga centenaria, lo que tampoco es a priori (tan) causa de vilipendio. Pero es notorio que, cuando se trató de decodificar la gigantesca supernova de las vanguardias que implosionó en los 90s, nuestros créditos nativos tardaron eras geológicas en desviar su mirada hacia el shoegazing, el post rock, el trip hop, el slow core, el IDM, el drum’n’bass o el noise digital. Lo prueba el hecho de que recién a partir del 2000 estas expresiones underground se hicieron más frecuentes.
Hubo, sin embargo, una camada de ¿músicos?/¿no-músicos? que, desde distintas esferas, comenzó a escarbar a mediados de los 90s en las novedosas tendencias avant. Algunos de ellos deberán esperar un poquito más para su justa reivindicación. Otros, igualmente importantes, son los que protagonizarán este sucinto memorial.

 CRÓNICA MARCIANAS

Cris ílida S ¦nica-13-Compilaci ¦n IEl combinado Crisálida Sónica, gestado allá por 1994, respondía a la devoción que artistas locales profesaban hacia las nuevas músicas llegadas desde los predios subterráneos de las metrópolis más activas en el panorama sonoro mundial. No fue la suya una admiración inane, huérfana de espíritu, ya que este fervor empataba con la actitud rupturista tatuada en la piel de muchos de los involucrados.

Al ser personas cuyos oídos y corazón eran remecidos por bandas como Labradford, Disco Inferno, Pram, Insides, Main, Bark Psychosis, Spacemen 3, Windy & Carl o Silvania; existía la natural inquietud de difundir estas sonoridades que se abrían promisoriamente al porvenir. Un modo de lograrlo fue a través de las extensas sesiones grupales que les descubrirían los fuegos de Slowdive, los clásicos del viejo kraut rock, las glorias de Creation y 4AD, la bullente electrónica de culto que en el otro hemisferio asaltaba los reproductores de audio...
Otro medio para predicar el nuevo evangelio, no improbable debido a que este colectivo tenía madera para ello, era recrearlo con sus propias manos. Pero esto no se posibilita sólo con reunirse -acaso- unas tres o cuatro horas a la semana. Más allá del crucial catalizador que fueron los gustos en común, resulta sorprendente que la génesis de Crisálida Sónica contara con el plus de individuos que también compartían, mal que bien, un mismo espacio “físico”.