Entre el 5 y 7 de abril de este año, tuvimos la inmensa
alegría de haber podido viajar a la ciudad de Córdoba con Ensamble del Espinal para participar con una de nuestras
performances de improvisación en el Festival Santo Noise 3.
Fueron jornadas de mucha intensidad, descubrimientos, encuentros y
reencuentros en el marco de (para nosotros) el único festival de ruidismo y
músicas que exploran distintas variantes sonoras y expresivas, en el interior
de Argentina.
Siempre es una satisfacción y estímulo comprobar que, no
obstante la escasa difusión de estas propuestas, cada vez hay más artistas con
capacidad de desarrollarse en la aventura sonora, por medio de la autogestión
potenciada, entre otros factores, por el acceso a las nuevas tecnologías. Si
tenemos en cuenta que hasta hace poco tiempo (y en muchos casos en la
actualidad), era/es común la crítica o cuestionamiento sobre si estas
expresiones son o no son “música” -en general planteos de gente que en realidad
no quiere escuchar otros argumentos, tal vez por temor a ellos mismos- el hecho
de que existan movidas de estas características es un avance significativo. Y
justamente la mejor manera de responder a cuestionamientos que no tienen
sentido en la actualidad, es a través de la acción y el compromiso con lo que
se hace, y eso simplemente es lo que convierte a una persona que experimenta
con sonidos en un artista, (que “guste” o no es otro tema). Y si hay algo que
demostraron todos los participantes del festival es un gran compromiso con
lo que hacen, mucha concentración, fluidez y trabajo sobre la inmaterialidad
sonoro-musical, y esto es señal de que la llamada música “experimental” hace
tiempo que se está expandiendo y entreverando en mundos que no son solamente
las elites culturales. Por supuesto que no podemos decir que se trate de un
fenómeno popular, pero sí de algo que tiene el potencial de influenciar o abrir
caminos con efectos impredecibles, y puede que esto dependa en buena medida de
la actitud y creatividad de los propios artistas para relacionarse con su
entorno local. Esta será una tarea ardua, riesgosa, que pondrá en juego
capacidades que excedan lo meramente musical, pero mas que necesaria para que
estas prácticas puedan realizar su aporte altamente educativo y enriquecedor a
una sociedad que necesita probar sus potenciales por encima de imposiciones,
condicionamientos y dependencias.
Obviamente esta es una expresión de deseos y motivación
personal para andar estos caminos, pero cuando se disfruta tanto de algo como
el Santo Noise, vuelve a ponerse en marcha el motor que nos impulsa desde hace
tantos años.
Comparto este video realizado por Pablo Picco, que resume esos tres días en La Cupula (centro
cultural en plena efervescencia, ambiente muy respetuoso donde este tipo de
expresiones artísticas son valoradas en serio, no tomadas como meras excusas, o
sea otro buen ejemplo a seguir).
Fabián R.
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