lunes, 21 de mayo de 2012

Resumen del Santo Noise, por Fabián Racca


Entre el 5 y 7 de abril de este año, tuvimos la inmensa alegría de haber podido viajar a la ciudad de Córdoba con Ensamble del Espinal para participar con una de nuestras performances de improvisación en el Festival Santo Noise 3. Fueron jornadas de mucha intensidad, descubrimientos, encuentros y reencuentros en el marco de (para nosotros) el único festival de ruidismo y músicas que exploran distintas variantes sonoras y expresivas, en el interior de Argentina.

Siempre es una satisfacción y estímulo comprobar que, no obstante la escasa difusión de estas propuestas, cada vez hay más artistas con capacidad de desarrollarse en la aventura sonora, por medio de la autogestión potenciada, entre otros factores, por el acceso a las nuevas tecnologías. Si tenemos en cuenta que hasta hace poco tiempo (y en muchos casos en la actualidad), era/es común la crítica o cuestionamiento sobre si estas expresiones son o no son “música” -en general planteos  de gente que en realidad no quiere escuchar otros argumentos, tal vez por temor a ellos mismos- el hecho de que existan movidas de estas características es un avance significativo. Y justamente la mejor manera de responder a cuestionamientos que no tienen sentido en la actualidad, es a través de la acción y el compromiso con lo que se hace, y eso simplemente es lo que convierte a una persona que experimenta con sonidos en un artista, (que “guste” o no es otro tema). Y si hay algo que demostraron todos los participantes del festival es un gran compromiso con lo que hacen, mucha concentración, fluidez y trabajo sobre la inmaterialidad sonoro-musical, y esto es señal de que la llamada música “experimental” hace tiempo que se está expandiendo y entreverando en mundos que no son solamente las elites culturales. Por supuesto que no podemos decir que se trate de un fenómeno popular, pero sí de algo que tiene el potencial de influenciar o abrir caminos con efectos impredecibles, y puede que esto dependa en buena medida de la actitud y creatividad de los propios artistas para relacionarse con su entorno local. Esta será una tarea ardua, riesgosa, que pondrá en juego capacidades que excedan lo meramente musical, pero mas que necesaria para que estas prácticas puedan realizar su aporte altamente educativo y enriquecedor a una sociedad que necesita probar sus potenciales por encima de imposiciones, condicionamientos y dependencias.

Obviamente esta es una expresión de deseos y motivación personal para andar estos caminos, pero cuando se disfruta tanto de algo como el Santo Noise, vuelve a ponerse en marcha el motor que nos impulsa desde hace tantos años.

Comparto este video realizado por Pablo Picco, que resume esos tres días en La Cupula (centro cultural en plena efervescencia, ambiente muy respetuoso donde este tipo de expresiones artísticas son valoradas en serio, no tomadas como meras excusas, o sea otro buen ejemplo a seguir).
Fabián R.





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